Flor
Flor
martes, 29 de abril de 2014
Planta Cuando se vive al lado del mar, o si se dispone de una casa con jardín en la costa para disfrutar durante las vacaciones, es necesario saber que la proximidad del océano afecta a las plantas. Contrarrestar sus efectos es fácil, basta con seleccionar los árboles, arbustos y flores más resistentes y dispensarles los cuidados apropiados. El principal problema del jardín junto al mar es que el salitre proveniente de él se deposita tanto en las plantas como en el suelo. El agua, que se pulveriza cuando rompen las olas en la playa, viaja con el viento y se posa en el primer obstáculo que se encuentra. Y si la fuerza del viento es muy fuerte y la arena de la playa es muy fina, junto a las gotitas de agua marina, viajan, además, granos de arena. En estas circunstancias, las plantas más frágiles sufren las peores consecuencias, ya que los granos de arena producen desperfectos en las mismas, el salitre les tapa los poros y la tierra se ensucia con la sal marina. El efecto producido en la planta es el mismo que se produciría si le faltara agua, aunque tenga bastante a su disposición. La sal sobrante, por ejemplo, se acumula en la punta de las hojas, quemándolas. Para combatir esta situación sólo hay que tomar una serie de medidas con respecto a la tierra o el agua. El terreno idóneo El terreno arenoso es la mejor elección, ya que el salitre no se acumula en la tierra. Si se opta por una superficie arcillosa, ha de tenerse en cuenta que, junto con la sal, en ella se formará una costra en el suelo que afectará, de forma muy negativa, a la vida de las plantas. Para el cultivo en tiestos o macetas, aunque se puede usar tierra de tipo arenosa, es más aconsejable utilizar un preparado para plantas que se comercializa en cualquier tienda especializada, que que es ligero y asegura una buena penetración del agua. En este aspecto, cabe destacar que la arena de la playa no debe utilizarse en ningún caso, ya que, además de estar prohibido por la ley, las sales que contienen son muy perjudiciales para los cultivos del jardín. Regar de forma adecuada Lo más indicado para regar es intentar recoger agua de lluvia. A pequeña escala, se puede utilizar cubos y palanganas. Por otro lado, hay personas que aprovechan el agua de lluvia que cae sobre sus tejados y discurre por los canalones, conduciéndola a un depósito. De cualquier forma, las plantas delicadas, tanto del jardín como interiores, han de regarse con agua embotellada o de lluvia. A la hora de hacerlo, hay que pulverizar el agua y mojar bien todas las partes verdes para limpiarlas del salitre acumulado. Para regar el jardín, lo más cómodo es hacerlo con aspersores. Con el riego por goteo, después de los años, aparecerán problemas de acumulación de sal en los orificios de salida y se tendrán que limpiar o sustituir. Los cuidados del césped Aunque muchos céspedes son sensibles a la sal y viven mal en primera línea de mar, algunas especies resisten mejor las condiciones adversas. Las más extendidas son las gramas, un césped rústico que consume menos agua y se siega poco, aunque amarillea con las temperaturas bajas del invierno. Se siembra a partir de primavera o se planta por esquejes. La variedad americana soporta más la sal y apenas amarillea, aunque haga frío. Sin embargo, al ser de hoja más gruesa, no resulta tan cómodo andar descalzo sobre él. Otra variedad, pero menos extendida, es la Zoysia japónica, un césped muy ornamental, que también consume poco agua y se riega poco. Sin embargo, una de las más utilizadas en zonas costeras, como la del sur de Barcelona, es la llamada grameta de Sitges o grameta de Vilanova, una variedad que proporciona abundante césped, del tipo normal y bastante resistente al agua. Combatir el salitre Una forma de evitarlo en una zona reducida es la construcción de una barrera física en la que choque el viento marino, preferiblemente permeable a totalmente opaca. La valla con brezo seco, por ejemplo, amortigua la fuerza del viento con más efectividad que una pared, ya que esta hace que el viento cree un remolino detrás. Cualquier seto vegetal creado con una planta resistente a la sal es igualmente efectivo. La planta deberá de ser de hoja persistente y que alcance cierta altura. La zona de detrás de la pantalla, que queda protegida del efecto del viento marino es, aproximadamente de una vez y media la altura que tenga la barrera. Las plantas más resistentes Como norma general, es importante no comprar plantas delicadas. Para orientarse, lo mejor es fijarse en las de los vecinos y en las que crecen en los jardines de los alrededores, eligiendo la que mejor se adapte al gusto de cada uno. Lo más seguro es que se trate de palmeras, tamarindos, bellasombras… aunque saber su nombre es bastante difícil, por lo que conviene coger un tallo o grabar su imagen en la memoria para, posteriormente, consultarlo con algún especialista. En cualquier caso, entre los árboles y arbustos más adecuados para estar cerca del mar se encuentran el ciprés, la morera, la palmera, el pino o el palmito. Otras plantas muy resistentes son el aloe, la artensia, todos los cactus, el geranio, el pitus o la yuca, entre otros.
lunes, 28 de abril de 2014
Hierbas
MESA PARA TRABAJAR BONSAI
Aprovechando una silla vieja de oficina y una tabla vamos a hacer una mesa para poder trabajar nuestros bonsái.
Quitamos el respaldo y dejamos la base de la silla la cual atornillamos a una tabla cuadrada de aproximadamente de 60 x 60 cm. Esto es para poder trabajar arboles con maceta grande o formaciones de bosques.
Una vez unido nos queda algo así
Aquí con un prebonsai de higuera.
INVERNADERO CASERO
Y aquí está acabado y listo para usarse.
Recomendaciones:
La caja es mejor que sea de cartón duro, de esas que tienen dos capas de cartón. El plástico transparente que no sea muy gordo ni muy fino, término medio. Es recomendable usar cinta aislante para pegar a los cantos de cartón el plástico. La "puerta" del invernadero debe dejarse de tal manera que podamos abrirla y cerrarla para poder meter los bonsái. Pueden abrirse unos respiraderos en el plástico para que la temperatura interior no suba mucho.
CESTITAS PORTA-ABONO
Cuando fertilizamos el bonsái podemos hacerlo con abono líquido o sólido. El líquido normalmente es químico y yo prefiero usar uno orgánico. La ventaja del abono orgánico es que aunque te pases en la dosificación recomendada por el fabricante las raíces solo van a absorber lo que necesiten, con el químico corremos el riesgo de quemar la planta si obramos por exceso.
Yo habitualmente uso un orgánico japonés llamado biogold. Son bolitas de liberación lenta que a medida que vamos regando se van deshaciendo y la planta va absorbiendo los nutrientes. La composición es: 5,5% nitrógeno, 6,5% fósforo, 3,5% potasio, además de otros micronutrientes, y se recomienda una bolita por cada centímetro de longitud de maceta (en macetas circulares una bolita por cada centímetro de diámetro).
Pues bien para que las bolitas no queden en el sustrato sueltas a merced del viento, utilizo la siguiente técnica donde necesitamos: malla plástica de las usadas en cerramiento y de venta en cualquier ferretería y cincha fina de plástico.
Se trata de cortar según el tamaño que necesitemos dejando los salientes de plástico en uno de los lados. Luego la cincha hará el trabajo de sujetar la malla en forma circular. Los salientes de plástico anteriores irán "pinchados" al sustrato para su fijación y a partir de ahí ya pueden depositarse las bolitas de abono.
Así queda una vez hechas las anteriores operaciones y ya con las bolitas de abono colocadas. Las cestitas pueden hacerse del tamaño que queramos o necesitemos.
Novedades
Es una de las especies de interior más requerida. La temperatura ideal para estas especies es de 15° a 24°C durante el día y de 130 a 20°C por la noche, y prefiere las zonas de semisol a semisombra.
Esta especie, pertenece a la familia de las Araceae, oriunda de Colombia y Venezuela.
Por lo tanto, necesita de ciertos cuidados para poder desarrollarse en el marco de un clima tan diferente como el nuestro.
martes, 22 de abril de 2014
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